Desplazamientos epistemológicos del poder, del ser y de los saberes
7-8 dic. 2015 Université Lyon2 - LYON (Francia)

Presentacion

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Los imaginarios plurales del sur hacen vacilar desde hace algunas décadas los fundamentos de la narrativa unívoca y etno-centrada de la Modernidad. Se refuerzan a medida que se acentúa la crisis de una racionalidad occidental que parece cada vez menos capaz de cumplir las promesas que la habían legitimado (paz, libertad, igualdad, progreso, prosperidad, solidaridad, etc.). Además de los epistemicidios que ha ido provocando en todos los tiempos y en la mayor parte de las regiones del globo, esa forma de pensar no ha demostrado, tampoco, que era capaz de contener sus propias propensiones eco-destructivas y socio-destructivas. Al contrario, resulta hoy cada vez más evidente que existe una suerte de relación proporcional entre la dinámica de progreso conducida por Occidente y el deterioro sociocultural y medioambiental planetario (SOUSA SANTOS 2005: 12; LEFF 2007: XI).

En estas condiciones ya no se trata de sustituir lo universal ahora caduco por una forma de logocentrismo, ni tampoco de derribar las relaciones de fuerza actuales por un mero descentramiento de los polos a favor de las periferias, sino más bien de elaborar nuevas formas de combinaciones múltiples, « heterologías » o saberes « pluriversales » capaces de dar cuenta de la heterogeneidad del mundo y de volver a poner las actividades humanas en el/los sentidos de la vida. Los pensamientos decoloniales se inscriben en esta perspectiva. A partir de la crítica de la narrativa convencional de la Modernidad, elaboran nuevos proyectos de ser, estar y vivir juntos que no son solamente contra-hegemónicos sino verdaderamente integrativos, prefiriendo a la visión posmoderna de la globalización mercantil una « transmodernidad » (DUSSEL 2009) emancipadora, liberando las potencialidades alternativas de los « Otros » que habían sido hasta el momento negados u ocultados. No se trata solamente de desvelar o de rechazar la mistificación cultural eurocéntrica sino de abarcarla en un conjunto genérico más abierto, en el cual se admitan todas las racionalidades en un espacio de diálogos múltiples.

El punto de partida de la decolonialidad es primero la toma de conciencia del lazo indisoluble existente entre Colonialismo y Modernidad. Deshacerse del imaginario colonial, es reconocer que el sistema-mundo moderno se construyó durante la historia articulando tres formas de colonialidad (concepto forjado a partir de los términos Colonialismo y Modernidad) : la colonialidad del poder, la colonialidad del saber y la colonialidad del ser. Fue en torno a estos conceptos que se constituyó el grupo de investigadores « modernidad-colonialidad » (Santiago Castro-Gómez, Fernando Coronil, Arturo Escobar, Ramón Grosfoguel , Edgardo Lander, Agustín Lao-Montes, María Lugones, Nelson Maldonado-Torres, Walter Mignolo, Zulma Palermo , Aníbal Quijano, Javier Sanjinés, Catherine Walsh, etc.), en su gran mayoría originarios de América Latina y del Caribe, que está renovando profundamente el campo de las ciencias sociales y de la teoría crítica latino-americana.

La raza como principio de organización social y el capitalismo como modo de control operativo constituyen a juicio de Aníbal Quijano los dos pilares de la colonialidad del poder. Sobre estas bases políticas y económicas no sólo se han sustentado y se siguen sustentándose en gran medida las realidades sociales de América Latina sino que han empapado todas las estructuras simbólicas y epistémicas que rigen los intercambios culturales y la producción de conocimientos. “Desde el siglo XVII, los pensadores de occidente (Descartes, Spinoza, Locke, Newton…) han ido elaborando y formalizando “un modo de producir conocimiento que apenas daba cuenta, en realidad, de las necesidades cognitivas del capitalismo: la medición, la cuantificación, la internalización (u objetivación) de lo cognoscible respecto del conocedor, para el control de las relaciones de las gentes con la naturaleza y entre aquéllas respecto de ésta, en especial la propiedad de los recursos de producción”. (QUIJANO 2000: 343). Las humanidades y las ciencias a través de sus prácticas y postulados, no han dejado de aplicar, desde entonces en todas partes, sin cuestionarlo, ese modo de pensar el conocimiento, de transmitirlo y de aplicarlo como modelo de progreso y de crecimiento. La colonialidad del saber expresa a la vez, por consiguiente, la imposición del paradigma local europeo y la subalternización de cualquier otro modelo epistémico. Según Ramón Grosfoguel, la universidad occidentalizada, o sea el modelo universitario imperante en todo el planeta, sigue privilegiando este modo de conocimiento producido por los hombres (y no las mujeres) de unos pocos países “desarrollados”, lo que significa, a fin de cuentas, que la experiencia histórico social de apenas un 6% de la población mundial pretende dar cuenta del ser, del pensar y del interactuar de la humanidad entera. Y la colonialidad del saber no se reduce únicamente a una exclusión de razas y géneros sino que en su transición hacia la globalización acaba despojando a la escuela y la universidad de sus funciones sociales y educativas destinando el conocimiento y la investigación al mercado y a las empresas transnacionales.

Pensar las identidades periféricas o latinoamericanas desde estas perspectivas, conduce finalmente al concepto de colonialidad del ser, o sea el resultado de “la experiencia vivida de la colonización y su impacto en el lenguaje” (MALDONADO TORRES 2007:130). Remite a la experiencia de los sujetos subalternizados, a esos Otros invisibles o inventados (CASTRO GÓMEZ) y que han sido y siguen siendo violentados en su condición de ser a través de un proceso de perpetuación física y simbólica de la conquista.

Pensar el otro, desde el Otro, desde su perspectiva subalterna, promoviendo lo que Quijano llamó primero “descolonización epistemológica” (1992) y Walter Mignolo, luego, “desobediencia epistémica” (2010), en eso estriban los pensamientos decoloniales surgidos como posibilidades transformadoras y emancipadoras, alternativas a los procesos de la Modernidad colonial y sus secuelas en la construcción de diálogos interculturales y sociales, “para intercambiar experiencias y significaciones, como fundamento para una racionalidad‐otra.” (MIGNOLO 2010 :125).

Analizar e interrogar estos desplazamientos epistemológicos, en el marco de un diálogo interdisciplinario, participativo y constructivo, tal es el objetivo del primer Coloquio de estudios decoloniales, organizado en la Universidad Lumière Lyon 2, en el marco de las actividades del laboratorio LCE (EA 1853) donde confluyen docentes, investigadores y doctorandos especializados en diversas áreas culturales que abarcan la civilización, la historia de las ideas, la lingüística y la literatura, así como las artes, la estética y la filosofía. Más allá de estas especialidades, la convocatoria se dirige también a estudiantes, docentes, investigadores y agentes de la sociedad civil implicados en diversos sectores y actividades relacionados con las temáticas decoloniales (asociaciones, cooperación internacional, ciencias, tecnologías y economías alternativas, ciencias políticas, ecología, sociología, antropología, etc.).

 

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